Aunque apenas representa el 0.5% de la producción mundial, el cacao de Madagascar se ha convertido en uno de nuestros favoritos: notas cítricas, frutos rojos, mermelada… Todo ello gracias a un cúmulo de condiciones que se cumplen en uno de los lugares más mágicos de la isla: el Valle del Sambirano.

La historia de la plantación Akesson es cuanto menos curiosa: un diplomático sueco, afincado en París que por cuestiones de la vida es destinado a Camerún. Una vez allí se dedica a viajar por el continente africano, hasta llegar a la isla de Madagascar, en la década de 1970, de la cual se enamora. Animado por las tierras, las gentes y los paisajes del país, decide comprar una plantación de cacao. El resto es historia. Hoy en día, la finca se divide en cuatro fincas más pequeñas: Madirofolo, Menavava, Ambolikapiky y finalmente Bejofo, de la cual proviene nuestro cacao.

El cacao en Madagascar

Lo más curioso del cacao africano es que hasta 1822 no había un solo árbol de cacao en todo el continente. Fue el colonialismo europeo lo que propulsó su increíble expansión por todo el territorio. En 1921, ya había desbancado a América como principal productor de cacao a nivel mundial.

A pesar de su cercanía actual al continente africano, Madagascar formaba parte en su origen del subcontinente indio, del cual se separó hace unos 88 millones de años. Este aislamiento dotó a la isla de su mayor tesoro: una fauna y flora únicas en el mundo.

Las primeras plantaciones de Akesson fueron importadas por primera vez desde la isla volcánica de Java, en Indonesia, que a su vez habían sido importadas desde Venezuela y México. Por otro lado, en Madagascar ya existían plantaciones de cacao provenientes de Sri Lanka y de África. Como resultado, la genética de este cacao es una mezcla de diferentes países y continentes, una mezcla de sabores, de climas y de culturas que hemos querido conmemorar en nuestro chocolate.

Plantación de Akesson

Situada en el valle de Sambirano, en el noroeste de Madagascar, la Finca Bejofo se extiende sobre unas 2000 hectáreas. Desde 1920, ha producido cacao aromático de fama mundial y, en la actualidad, es uno de los más aclamados por chocolateros de todo el mundo.

Como cualquier cacao, es una mezcla de muchas subvariedades. Podemos decir que un 80% es trinitario, un 10% criollo y un 10% forastero. El sabor específico es el resultado de la combinación de la mezcla de variedades, las condiciones climáticas y del terreno de la zona.

“Cultivado principalmente por pequeños agricultores, la mayor parte de la producción se da en áreas de alta biodiversidad donde el cultivo de cacao es una fuente importante de ingresos y supone aproximadamente un tercio de los ingresos totales de las familias.”