Emilia Pardo Bazán y el chocolate

Emilia Pardo Bazan Coruña Chocolate

“Y es que el chocolate no quiere adornos ni perfeccionismos; sazonarlo es como pintar con carmín la rosa o echar almíbar en el melón de Valencia”.

Aunque siempre hemos tratado de explicar el chocolate Bean to Bar con nuestras propias palabras, no hay mejor forma de hacerlo que tal y como lo describía Emilia Pardo Bazán.

Nos hemos quedado maravillados, más aún cuando cita ya en el año 1899 uno de los cacaos con los que trabajamos actualmente: Guayaquil, Ecuador.

En su sección "La vida contemporánea", de la revista "La Ilustración Artística", Emilia Pardo Bazán escribía estas palabras:

“No se apresuren los fabricantes de chocolate a darme las gracias por la apología. Es este chocolate de ahora una dulzona plasta; era el de otros tiempos un vigoroso compuesto, aromático y potente. Fabrícase ahora con más harina que cacao y mucho azúcar que tape las faltas. Lo muele la máquina inerte y lo presenta la industria en relucientes libritas de muy buen ver. Aromatízalo con vainilla, envuélvelo con plateada camisa y cuando sale de la chocolatera es una especie de barro cocido, un puré que pesa en el estómago y enloda las encías.

No entraba en el otro, en el chocolate de nuestros bisabuelos, más que la legítima haba de Marañón o Guayaquil, trabajada por el brazo forzado que incorporaba el grano al grano en mantecosa pasta; y solo algún azúcar y unas raspas de canela o jengibre era todo lo que se consentía de añadido, y aun los ortodoxos esto lo miraban con disgusto.

Unas señoras americanas me regalaron un chocolate que se había elaborado exactamente como lo elaboraban los aztecas antes de conocer a Hernán Cortés. No he probado nunca cosa más rica. Y es que el chocolate no quiere adornos ni perfeccionismos; sazonado es como pintar con carmín la rosa o echar almíbar en el melón de Valencia”.

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