Historia del chocolate en A Coruña

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Inicios del chocolate en la ciudad de A Coruña

A comienzos de siglo XX y finales del XIX en A Coruña convivieron diversas fábricas de chocolate. La ciudad era un importante puerto de descarga de cacao, a donde llegaban los barcos provenientes de las colonias españolas. Por aquel entonces, al igual que ocurría con el consumo de café, el cacao y el chocolate quedaba reservado para las clases sociales más altas, quienes lo consumían principalmente en los cafés de tertulia.

Dos de las fábricas más conocidas fueron La Proveedora Gallega de Chocolates y La Española.

  • La primera de ellas, fundada en 1906, se encontraba en la Estrecha de San Andrés. Muchos coruñeses aún recuerdan el maravilloso olor que desprendía. Era habitual ver a varios niños hipnotizados frente a su escaparate.

  • La Española, por otro lado, fue fundada por Fernando Rubine, conocido empresario y político coruñés, en la década de 1870. Como curiosidad, la calle en donde se encontraba esta fábrica hoy en día lleva su nombre y es una de las calles más emblemáticas de la ciudad: Avenida Rubine.

Fue una época de gran auge para la industria chocolatera en A Coruña, que vivió sus mejores momentos hasta la llegada de la Guerra Civil, cuando se produjo un importante desabastecimiento de cacao, obligando a los coruñeses a buscar otras alternativas para consumirlo…


Chocolate en A Coruña durante la Posguerra

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Con la llegada de la Guerra Civil, el cacao fue desapareciendo poco a poco de la vida de los coruñeses. En realidad, no sólo el cacao, fue una época de desabastecimiento general, que provocó caos y hambre en toda la ciudad. Pero fue el ingenio de las mujeres lo que encontró una alternativa a su consumo.

En la Posguerra, los grandes buques mercantes que llegaban de Guinea descargaban el grano de cacao en el puerto. La gente humilde recogía la cáscara que las fábricas desechaban. El cacao era demasiado caro y sólo se lo podían permitir unos pocos.

Cascarilla en A Coruña

Las mujeres empezaron a preparar una bebida infusionando la cáscara de cacao en agua y leche, que recordaba al sabor del chocolate. Esta forma de prepararla se extendió por toda la ciudad y a los coruñeses se nos empezó a llamar cascarilleiros.

Familias enteras alrededor de una taza de cascarilla, acompañadas casi siempre de migas de pan. La casa inundada de su olor… eran otros tiempos. La ciudad desprendía un aroma único e incluso comenzaron a aparecer locales en los que se servía esta bebida.

Y aunque en un principio este mote llevaba aparejado connotaciones negativas, hoy en día se luce con orgullo y nos recuerda lo que algún día fuimos.

En la actualidad es difícil encontrar cascarilla en bares o tiendas de alimentación ¿Sigue existiendo esta tradición o se ha perdido por completo? ¿Por qué dejó de venderse?

Parte 2: Chocolate en A Coruña en la actualidad

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